Conflictos escolares: estrategias y habilidades para su resolución

7 02 2023

Los conflictos son una parte inherente de la vida humana y pueden manifestarse en forma intrapersonal o interpersonal.

Más que un momento puntual, el conflicto es un proceso que nace, crece a niveles de mayor confrontación, se resuelve o permanece estacionario (Echeverri Ochoa, Gutiérrez García, Ramírez Sánchez, & Morales Mesa, 2014).

Especialmente durante la niñez y adolescencia, afectan diferentes dimensiones del desarrollo incluyendo el auto-concepto físico y social. Los conflictos pueden ser intrapersonales o interpersonales.

Los conflictos intrapersonales en ocasiones son los conflictos de fondo. Expresan desajustes entre el yo ideal (deseos, aspiraciones o expectativas) y el yo real (situación actual, condiciones personales o familiares). Pueden ser de tres tipos:

  • Los que se refieren a expectativas entre el deseo y la realidad,
  • los que surgen de las diferencias entre el yo real y los ideales sociales y
  • los que se generan por la opinión social sobre el yo (Rebollo & Hornillo, 2010).

Por otra parte los conflictos interpersonales se presentan en la familia y en la escuela. Se han tipificado conflictos de relación (aquellos que surgen de percepciones falsas, estereotipos, emociones, conductas negativas y problemas de comunicación), de intereses y de valores (Plata et al., 2012; Rebollo & Hornillo, 2010).

Formas de resolver los conflictos

La teoría de conflictos sugiere que estos se pueden resolver de diversas maneras: la concesión, la evasión, la búsqueda de acuerdos que favorezcan a ambas partes y la imposición de los objetivos personales. De acuerdo con (Chaux, 2012):

  • La concesión consiste en ceder los intereses personales para no afectar la relación con el otro, pero esto puede acumular inconformidades y crear un desequilibrio de poder en la relación.
  • La evasión, que consiste en evitar el contacto con la persona con la que se tienen conflictos, también implica renunciar a los intereses propios y no se construyen relaciones sociales positivas.
  • La resolución prosocial, que es la forma más constructiva de resolución de conflictos pues se basa en la búsqueda de acuerdos que favorezcan los intereses de ambas partes sin afectar negativamente la relación.
  • La imposición de los propios intereses sin considerar los de la otra persona ni la relación que tienen con ella. Esta imposición se manifiesta de forma agresiva y suele generar una relación negativa entre las partes. Algunos autores consideran que las acciones agresivas no buscan resolver los conflictos (Nail Kroyer & Muñoz, 2011), pero otros, con los que estoy de acuerdo, plantean que estas acciones sí tienen intención resolutoria (Chaux, 2012).

Habilidades para resolver conflictos de manera prosocial

El ideal es resolver los conflictos de forma prosocial, para lo cual es importante que los estudiantes desarrollen habilidades de resolución de conflictos desde edades tempranas, entre las que se destacan:

  • La comunicación asertiva, que implica expresar los sentimientos, necesidades y opiniones de manera clara y respetuosa, sin herir los sentimientos de los demás.
  • La escucha activa, esto significa prestar atención a lo que dice la otra persona y buscar entender su punto de vista, lo que permite que ambas partes se sientan escuchadas y comprendidas.
  • La negociación, que implica encontrar alternativas que satisfagan a ambas partes.

En síntesis, los conflictos son situaciones naturales que todos experimentamos en nuestra vida diaria. Lo importante es saber cómo resolverlos de manera efectiva (nótese que los conflictos se resuelven, no se solucionan). La clave está en llegar a acuerdos que favorezcan a ambas partes sin afectar la relación. En la escuela, es importante fomentar el desarrollo de habilidades que favorezcan este tipo de resoluciones, ya que puede ayudar a mejorar las relaciones interpersonales y desarrollar habilidades sociales y emocionales en los estudiantes.

Referencias

Chaux. (2012). Educación, convivencia y agresión escolar. (Ediciones Uniandes, Ed.). Bogotá: Taurus, Santillana.

Echeverri Ochoa, A., Gutiérrez García, R. A., Ramírez Sánchez, C. M., & Morales Mesa, S. A. (2014). Hacia una construcción del concepto de violencias escolares. Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 5(1), 122–138.

Nail Kroyer, O., & Muñoz, M. (2011). Análisis de la convivencia escolar en segundo ciclo básico de la comuna (municipio) de Tomé: percepción de los actores. Psychology,Society, & Education, 3(2), 83–97.

Rebollo, M. A., & Hornillo, I. (2010). Perspectiva emocional en la construcción de la identidad en contextos educativos: discursos y conflictos emocionales. Revista de Educación, (353). Retrieved from http://www.revistaeducacion.educacion.es/re353.htm

Imágenes

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La agresión en la escuela: un obstáculo para la convivencia positiva

1 02 2023

Este es el primer post de una serie sobre agresión escolar, en la que se incluye la agresión como factor que impacta en la convivencia, los distintos tipos de agresiones, las consecuencias y los papeles que desempeñan los diferentes actores en estos procesos. La intención es que la serie sea útil para que padres y maestros tengan una comprensión más profunda sobre el tema y puedan abordarlo con sus hijos o estudiantes de manera efectiva y, sobre todo, aplicarlo a sus relaciones interpersonales.

La convivencia escolar

La convivencia escolar es crucial para el desarrollo y bienestar de los estudiantes, y para crear un ambiente positivo y seguro en la escuela. Se trata de vivir en armonía con otros. Según Maldonado (2004), es un proceso complejo que se aprende a través de la experiencia vital con conflictos y sus resoluciones.

Los conflictos son naturales en la convivencia en cualquier contexto, incluyendo en la escuela. La forma en que se resuelven es crucial para tener una convivencia satisfactoria y saludable. Si se manejan adecuadamente, fortalecen las relaciones, de lo contrario, causan daño emocional y deterioran el clima escolar.

En algunos entornos educativos la convivencia se entiende como disciplina o conducta. Se disocia del concepto de interacción entre miembros de la comunidad educativa como un aspecto valioso en sí mismo, que puede incluir amistad, liderazgo positivo, colaboración y diálogo (Maldonado, 2004). En cambio, se relaciona con problemas como acoso, discriminación, inseguridad, vandalismo o pandillismo (García y López, 2009).

Sana convivencia escolar en la que hay conflictos y se resuelven buscando el bienestar común.

Es importante destacar que la sana convivencia no significa ausencia de conflictos, sino el manejo adecuado de ellos (MEN, 2014). La clave está en aprender a resolverlos de manera constructiva, armónica y pacífica.

Las percepciones y experiencias de la convivencia varían entre una comunidad educativa y otra de acuerdo con los factores culturales, sociales y políticos de cada una de ellas. Si el ambiente social de una escuela es agresivo, es difícil, aunque no imposible, crear una sana convivencia en las aulas. Un buen clima escolar refleja las relaciones interpersonales que se perciben y experimentan de la comunidad educativa y asegura que todos los actores se sientan seguros y con bienestar físico y psicológico.

Impacto de la agresión en la convivencia escolar

La agresión en la escuela tiene graves consecuencias en la convivencia escolar. Crea un clima de miedo y ansiedad en las víctimas, deteriora la confianza y el respeto entre estudiantes, fomenta la exclusión social y tiene un impacto negativo en la autoestima y la autoconfianza. Además, estudios como los de Smith (2020) y Jones (2021) muestran que la agresión afecta negativamente el rendimiento académico.

Según Olweus (1993), la agresión escolar puede perpetuar un círculo de violencia y generar un ambiente de inseguridad. El psicólogo John Gottman (1999) está de acuerdo con esto, señala que la agresión puede generar un ciclo de violencia y hostilidad difícil de romper, lo que puede afectar la convivencia y el bienestar de los estudiantes.

Staub (2003) también afirma que la agresión en la escuela puede formar una cultura de violencia que impacta negativamente en la formación de valores y actitudes en detrimento del desarrollo personal y social.

Burla, agresión escolar, bullying. Muestra agresores y una víctima que sufre.

En conclusión, la agresión en la escuela es un problema serio que afecta la convivencia escolar y tiene consecuencias negativas en el desarrollo personal y social de los estudiantes. Una convivencia escolar sana implica el adecuado manejo de los conflictos y no su ausencia. La convivencia es un reflejo de las relaciones interpersonales experimentadas y percibidas por la comunidad educativa, tanto individual como colectivamente.

Referencias

García, L., & López, R. (2009). Convivir en la escuela. Una propuesta para su aprendizaje por competencias. Revista de Educación, (356), 531–555.

Gottman, J. (1999). The Heart of Parenting: Raising an Emotionally Intelligent Child. Simon and Schuster.

Jones, D. (2021). The Effects of School Aggression on Student Socialization. Educational Research and Reviews, 16(3), 121-125.

Maldonado, H. (2004). Convivencia escolar. Ensayos y experiencias. Buenos Aires: Lugar Editorial.

MEN. (2014). Guía No. 49. Guías pedagógicas para la convivencia escolar. Ley 1620 de

2013 – Decreto 1965 de 2013. Bogotá, Colombia: Ministerio de Educación Nacional.

Moratto Vásquez, N. S., Cárdenas Zuluaga, N., & Berbesí Fernández, D. Y. (2017). School Climate and Family Functionality as Associated Factors to Bullying in Students of Antioquia, Colombia. Pensamiento Psicológico, 15(1), 63–72. https://doi.org/10.11144/JA VERIANACALI.PPSI15-1.CEFF

Olweus, D. (1993). Bullying at school: What we know and what we can do. Blackwell Publishers.

Smith, J. (2020). The impact of aggression on school coexistence. Journal of Education and Development, 5(2), 59-64.

Staub, E. (2003). The Roots of Evil: The Origins of Genocide and Other Group Violence. Cambridge University Press.

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¿Bullying por parte del profesor/a?

29 03 2013

El bullying (acoso) parece ser un fenómeno común en las aulas de clase. Es un tipo de agresión física o psicológica, o de ambos tipos, realizada intencionalmente y que se produce repetidamente en el tiempo (Olweus, 1994). Esta situación implica un desbalance en las relaciones de poder en la cual la persona que sufre la agresión está expuesta a acciones como el maltrato físico, la intimidación, la amenaza, el maltrato verbal, la exclusión intencional o simplemente a gestos obscenos o desaprobatorios (Olweus, 1994).

Algunas características del bullying son:

  • existe una víctima atacada
  • existe una desigualdad de poder, una situación desigual y de indefensión por parte de la víctima
  • la acción agresiva tiene que ser repetida, tiene que suceder durante un período de tiempo y de forma recurrente.

La agresión supone un dolor no sólo en el momento del ataque, sino de forma sostenida, ya que crea la expectativa en la víctima de poder ser blanco de futuros ataques. La gran mayoría de las investigaciones sobre el tema se han desarrollado en ambientes escolares, en donde el fenómeno se presenta usualmente entre estudiantes.

Sin embargo Eslea (2002) realizó varios estudios en ambientes universitarios sobre las agresiones o intimidaciones de profesores hacia los estudiantes. Los datos en todos los casos fueron recogidos mediante un formulario con preguntas abiertas, con estudiantes universitarios de ambos sexos en proporciones similares.

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El primero de los estudios se llevó a cabo con 188 estudiantes e indica que el 34% de ellos, sin discriminación de sexo, fueron acosados por sus profesores y el 90% de las veces esta situación ocurrió durante las clases. Es interesante anotar que el porcentaje más alto de los profesores que realizaron estas acciones (22%) fue de matemáticas. El estudio fue replicado con mejoras en los instrumentos de recolección de datos para identificar distintos tipos de situaciones, con 180 estudiantes y encontró que el 20% sufrieron de bullying por parte de sus maestros el 80% de las veces durante las clases y un 22% fueron profesores de matemáticas (para las demás áreas fue de un 14%).

Los tipos de agresión encontrados fueron los siguientes: ridiculización y humillación en público (50% de los agredidos), castigo injusto (47%), discriminación en el trabajo académico (36%), abuso físico (19%) y abuso verbal (17%).

Razones

Una siguiente réplica del estudio con 200 estudiantes universitarios, con mejoras en los instrumentos para identificar las posibles razones que se atribuyen a este comportamiento de los maestros, produjo como resultado que el 76% de los estudiantes habían sido víctimas de bullying por sus profesores (el 45% de ellos fueron víctimas en varias ocasiones), el 96% de las veces ocurrió en clase y el 40% por profesores de matemáticas. Los comportamientos que hicieron que se sintieran acosados fueron la ridiculización y humillación en público (80% de los agredidos), abuso verbal (77%), abuso físico (73%), castigo injusto (63%), discriminación en el trabajo académico (46%). A la pregunta de por qué el profesor lo había hecho, el 50% de los estudiantes consideró que por poder, control o ego y el 25% por estrés o presión en el trabajo. El 20% de los estudiantes consideró que el bullying fue válido como forma de mantener la disciplina.