En el Primer encuentro latinoamericano de ciencia y tecnología para la región Hernán Thomas, de la Universidad de Quilmes, habló sobre las tecnologías para la inclusión social.
Está de acuerdo con lo manifestado en las sesiones anteriores: la tecnología no es universal, una tecnología puede funcionar para algunos grupos sociales, pero no para otros. Las tecnologías son un actor más en los procesos sociales y en ellas intervienen dinámicas culturales, ideológicas y políticas. La tecnología puede apoyar la inclusión social. ¿Pero inclusión en qué? Las tecnologías deben permitir el acceso a algo, a resolver algún problema, a incluirse en un modelo social. ¿Qué algo? ¿Qué problema? ¿Qué modelo? Aquellos en los que los grupos sociales o las personas quieran incluirse (no en el que nosotros queramos incluirlos).
Los aportes que se hacen usualmente con tecnología hacia la inclusión se enfocan en solucionar problemas puntuales de los pobres, pero estas soluciones en últimas terminan desplazando el problema original, lo resuelven pero abren otro problema. Esto ocurre porque al mirar solamente el problema puntual se pierde concepción sistémica de la realidad social, todo proceso de cambio tecnológico es un proceso de cambio social. Es por ello que para que las soluciones tecnológicas tengan un impacto positivo hay que contar con los actores que tienen el problema.
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